Observar a nuestro gato mientras lo acariciamos puede darnos una idea de su estado emocional en el momento de dicha interacción. Identificar las pautas de conductas asociadas con estados emocionales de confort o disconfort nos permitirá interrumpir la interacción en el momento adecuado. El problema, aclaro, no son las caricias, sino superar el umbral de tolerancia estimular de nuestro gato en ese momento en particular.
Muchas veces, distraídos o por puro desconocimiento, solemos pasar por alto las múltiples señales de incomodidad que nos transmiten. La adquisición de respuestas de escape (huida, rasguños, mordidas) y de evitación (se mantiene alejado de nosotros cuando nos acercamos) se deben, en muchos casos, a respuestas condicionadas (aprendidas) producto de esa falta de atención. Para evitar llegar a estas respuestas indeseadas, las cuales podrían llegar a afectar nuestra relación con ellos, es importante estar atento a sus señales.
Esta es una lista de pautas de conductas básicas asociadas asociadas con estos estados emocionales:
SELÑALES DE CONFORT + Bosteza en nuestra presencia.
+ Se acicala tranquilamente a nuestro lado.
+ Nos lame la mano o el brazo.
+ Nos parpadea lentamente o entrecierra sus ojos.
+ Mueve lentamente su cabeza hacia nosotros, como invitándonos a más caricias.
+ Modifica su postura corporal para favorecer nuestras caricias en su cabeza o en su lomo.
+ Orienta su parte trasera hacia nosotros en el momento de las caricias.
+ Frota su cuerpo contra nosotros o en objetos cercanos.
+ Nos olfatea.
+ Nos amasa con sus patas delanteras.
+ Busca contacto con nosotros utilizando su pata delantera.
+ Adopta una postura relajada en nuestro regazo o a nuestro lado mientras lo acariciamos.
+ Ronronea.
SEÑALES DE DISCONFORT - Lame su hocico varias veces.
- Dilata sus pupilas (midriasis), aún habiendo suficiente luz en el ambiente.
- Gira repentinamente su cabeza hacia nuestra mano, o intenta apartarse de ella.
- Se aleja de nosotros y comienza a lamer la zona de contacto.
- Podemos observar espasmos en la piel, justo en el punto de contacto.
- Nos agarra del brazo con sus garras delanteras mientras nos patea con las traseras.
- Modifica la posición de sus orejas adoptando la apariencia de «alas de avioneta».
- Muerde nuestra mano con sus dientes, pero sin ejercer presión.
- Agita su cola en forma de latigazo.
¿UNA GUÍA OFICIAL PARA ACARICIAR A TU GATO?
Si bien soy muy fan de las infografías (algunas son verdaderamente joyas de información) no soy partidario de este tipo de generalizaciones. Cada gato va a responder a las caricias de acuerdo a variables complejas y únicas para cada individuo. Por ejemplo, según este gráfico, «tu vida corre peligro» si se le acaricia la panza a un gato, sin embargo, mi gata más chica Aixa disfruta muchísimo de que le rasquen la barriga. En mi opinión, este tipo de gráficos suelen caer en la llamada falacia de la Evidencia Anecdótica. En este tipo de falacias se establecen conclusiones generalizadas partiendo de hechos aislados o anecdóticos. Así como hay gatos que disfrutan muchísimo que se les rasque la barriga, a otros no les gusta para nada que le toquen el rostro. Entonces, si vamos a acariciar a un gato que no conocemos, lo primero que deberíamos hacer es preguntarle a su tutor/a, primero, si a su gato le gusta que un extraño lo acaricie y, segundo, dónde, cómo y qué tipo de caricias disfruta.
LUSTRAR A UN GATO NO ES ACARICIARLO
Si nuestro gato está descansando -o distraído- y nosotros nos acercamos sorpresivamente y lo acariciamos, puede que se asuste y la próxima vez no quiera saber nada de caricias. La llegada de una caricia debe ser predictiva y sin sorpresas. Debemos respetar cuando no quiere más caricias estando atentos a su lenguaje corporal, tal y como vimos antes. Esta es la mejor manera de ampliar su umbral de confianza y tolerancia. Yo suelo cortar las caricias en mis gatos en pleno disfrute, ya que prefiero dejarlos con un poco de ganas antes que hastiados (y son sumamente cariñosos). Nuestro gato debe disfrutar del momento al igual que nosotros. Ponernos a revisar nuestro celular mientras pasamos la mano sobre su cuerpo sin poner atención a su lenguaje corporal no tiene nada que ver con una caricia. ¡No estamos «lustrando» a nuestro gato, sino intentando disfrutar de un momento junto a él!
Las caricias pueden funcionar como un reforzador de conducta para algunos gatos. Por ejemplo, si nuestro gato nos maúlla intensamente y nosotros intentamos calmarlo con caricias -logrando el objetivo-, podríamos estar reforzando dicha conducta haciéndola más probable en el tiempo. Al acariciar a tu gato préstale atención: ¿Qué tipo de caricias le gusta? ¿En qué parte del cuerpo? ¿Cómo le gusta recibir las caricias? ¿Cuáles son las señales en tu gato que nos dice que paremos? Que las caricias sean para tu gato un pago justo por todos los momentos de felicidad que nos brindan.
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Publicado originalmente en ethicalbreeding.org
30 de Julio de 2019
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